El Ministerio de Ambiente denunciará este martes las quemas de los humedales en el Delta del Paraná, luego de que en las últimas 72 horas volvieran a desatarse varios focos intencionales. Según datos oficiales, hay alrededor de 10 mil hectáreas prendidas fuego entre las ciudades de San Nicolás y Rosario, donde el ambiente otra vez se volvió irrespirable por el avance del humo. Organizaciones ambientalistas exigen el urgente tratamiento de la ley de Humedales, una promesa por ahora incumplida del Frente de Todos.

La denuncia presentada este martes por el ministro de Ambiente Juan Cabandié amplia una serie de documentos aportados al juez federal de Entre Ríos Federico Martín hace tres semanas, en el marco de una causa por la presunta quema intencional en las islas del Paraná. La cartera ambiental aportó información “georeferenciada” para determinar quiénes fueron los responsables de los últimos focos, aunque en verdad se trata de una situación que se agudizó en los últimos dos años y medio, con quemas constantes, la gran mayoría de las ocasiones con el objetivo de preparar los terrenos para el avance de la frontera y por la especulación inmobiliaria.

“La situación es desesperante, llevamos más de dos años consecutivos de incendios intencionales, con más de un millón de hectáreas arrasadas. Ahora desde el fin de semana estamos respirando un aire cinco veces más tóxico de lo que la salud humana puede tolerar”, indicó Ivo Peruggino, integrante de la Multisectorial Humedales de Rosario, ante la consulta de Gamera.

Para el ambientalista, los incendios desatados durante el fin de semana eran “algo esperado”, tanto por la fecha como por la zona donde se iniciaron. “Hay un patrón del fuego, si uno compara los mapas satelitales de puntos de calor se ve claramente que hay un plan organizado para quemar zonas en distintos momentos del año, es increíble que el juez Federico Martín no haya encontrado a un solo culpable”, agregó Peruggino.

Negocios son negocios

Los antecedentes son numerosos. En 2020 la provincia de Córdoba ardió durante meses; este verano la Patagonia – sobre todo Río Negro y Chubut – fue arrasada por las llamas. En Corrientes, sólo entre enero y febrero se quemó casi un millón de hectáreas. En el Delta del Paraná, la situación es aún más grave por la reiteración de los incendios, que se producen desde hace casi tres años, por el impacto en uno de los humedales más importantes de la región y por el daño que producen a un millón de personas obligadas a convivir a diario con el humo.

Peruggino dice que hay dos razones detrás de los incendios: por un lado, la extensión de la frontera ganadera; y por el otro, la especulación inmobiliaria. “El país está rebalsado de soja transgénica, eso ha hecho que se desplace la frontera ganadera, al punto de querer ‘pampeanizar’ las islas del Delta para poner vacas”, razona el ambientalista.

En relación a la especulación inmobiliaria, los ejemplos en el resto del país son similares: tierras que deberían estar preservadas son arrasadas y vendidas luego a precios muy convenientes para el desarrollo de proyectos inmobiliarios de diverso tipo, desde hoteles hasta barrios privados. De hecho, en 2020 se sancionó la ley del Fuego, impulsada por el Frente de Todos que prevé que en caso de incendios, provocados o accidentales, que quemen vegetación viva o muerta, en zonas agrícolas, praderas o pastizales se prohíben las construcciones para emprendimientos inmobiliarios y actividades agrícolas por 30 años, aunque en el caso de tratarse de bosques nativos, áreas naturales protegidas y humedales, el plazo será 60 años.

Un problema en el aire

De acuerdo con los datos del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, hasta ahora hay unas 10 mil hectáreas afectadas por el fuego en la franja que ubicada frente a San Pedro, en Buenos Aires; y hasta a Rosario, en Santa Fe. Hasta ayer había unas 2.500 hectáreas afectadas frente al centro de Rosario, con muchos focos activos desde un comienzo, lo que complica la tarea de los brigadistas y bomberos.

El panorama es aún más desolador si se tiene en cuenta el tono gris plomizo que desde hace días volvió a invadir Rosario, donde para toda la semana el Servicio Meteorológico Nacional prevé condiciones climáticas típicas de invierno con un plus: “Presencia de humo”. “Estamos respirando un aire cinco veces más tóxico de lo que la salud humana puede tolerar. Los barrios están inundados de humo que viene de partículas de plantas y animales quemados”, grafica Peruggino.

El reclamo por la ley de Humedales

Organizaciones ambientales volvieron a exigir el urgente tratamiento de la ley de Humedales, un proyecto que había prometido en su plataforma electoral el Frente de Todos y que por ahora no tuvo impulso concreto en el Congreso. “Una ley de Humedales es clave, porque pone un marco regulatorio legislativo para conservar estos ecosistemas que son una reserva de agua dulce, que evitan inundaciones y filtran el aire que respiramos”, indicó Peruggino. “Establecería los presupuestos mínimos que deben invertir las provincias para la preservación de los ambientes, que son casi un cuarto del territorio de país y se ven amenazados por actividades productivas”, agregó.

Por diversos lobbys y demoras, el tratamiento del proyecto de ley de Humedales viene siendo postergado desde 2013 y a finales del año pasado volvió a perder estado parlamentario una iniciativa que contaba con dictamen de la comisión de Recursos Naturales de Diputados. En marzo pasado, organizaciones ambientales volvieron a presentar el proyecto, que prevé penas para incendios intencionales, regula la aplicación de sustancias contaminantes, productos químicos o residuos en esos ambientes. Aunque semanas atrás el ministro Juan Cabandié prometió que se enviaría un nuevo proyecto, hasta ahora no hubo novedades.