Cristina, de la centralidad a la avanzada judicial y el inicio de la campaña
El pedido de condena a Cristina. La imposibilidad de declarar para Cristina. La exposición estilo alegato de Cristina. Cristina señalando a los empresarios de la obra pública. Marchas en contra de Cristina frente a la casa de Cristina. Marchas a favor de Cristina frente a la casa de Cristina. Los tuits de Cristina. Unidad del peronismo para respaldar a Cristina. Firmeza de la oposición para criticar a Cristina. Las vallas para sitiar a Cristina y las movilizaciones para apoyar a Cristina. Horas de tensión a metros de la vivienda de Cristina que se resuelven con muñeca política y terminan, como no podía ser de otro modo, con un discurso de Cristina.
Como pocas veces en el último tiempo, Cristina Kirchner volvió a ocupar la centralidad de la política argentina. Más que un pedido de condena, el alegato del fiscal Diego Luciani fue el puntapié de la carrera electoral de cara a 2023 que en la última semana se puso en marcha. La vicepresidenta logró que el Frente de Todos en pleno cerrara filas para condenar una avanzada judicial en su contra y, a su vez, que se diluyeran al menos por un tiempo los ruidos que dejó la tormenta de internas al interior del oficialismo: cartas y entrevistas de Alberto Fernández, mensajes de Sergio Massa y comunicados de la CGT son apenas una muestra.
La agitada semana de Cristina Kirchner parecía llegar a su fin este sábado, cuando el kirchnerismo tenía planeado movilizar a parques de todo el país en contra del lawfare y para repudiar el pedido de condena, aunque toda esa convocatoria se desactivó con el “episodio vallas” montado por Horacio Rodríguez Larreta para frenar las movilizaciones en apoyo a la vice en su casa de Recoleta, donde casi una semana entera cientos de manifestantes fueron a respaldarla día y noche. Un chaparrón que afectó a Buenos Aires dispersó la movida y el jefe de Gobierno porteño diseñó el operativo que sitió varias manzanas del coqueto barrio.
Esa maniobra de Larreta le dio argumentos a todo el kirchnerismo para reperfilar las marchas y moverse a la casa de Cristina, donde la Policía de la Ciudad envió a cientos de uniformados, en un operativo sin precedentes y con múltiples irregularidades: desde oficiales de civil filmando a los manifestantes desde balcones, hasta ataques a diputados, modulaciones de policías que identificaban a quienes no tenían fueros parlamentarios y ataques concretos como el que sufrió Máximo Kirchner, a quien los propios agentes insultaron y golpearon cuando intentaba ingresar a la vivienda de su madre. Hubo varios detenidos. Las imágenes de reporteros gráficos muestran agresiones con gas pimienta e intimidaciones en una protesta que era totalmente pacífica.
Una movida para endurecerse en la interna
El gigantesco operativo que encerró a Cristina tampoco le resultó gratuito a Larreta dentro de su propio fuego cruzado al interior de Juntos por el Cambio. Hay sectores que lo acusan de no endurecer sus posturas ni alinearse a los discursos de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. En un debate que algunos califican como entre “halcones y palomas”, Larreta quiso mostrarse como halcón, acaso porque le rinde esa imagen en su base electoral y, también, porque le permite confrontar desde otro lugar con Macri, su jefe político y a quien deberá definir si enfrenta o no en una eventual PASO opositora el año que viene.
Esa ruptura o enfrentamiento es fogoneado incluso por sectores del Frente de Todos. El propio Máximo Kirchner desafió a Rodríguez Larreta a “sacarse la pata de encima”. En un acto en Avellaneda, el diputado le reclamó al jefe de gobierno que “si aspira realmente a gobernar el país se le pare de manos” a Macri. “Que demuestra que tiene el coraje para no dejarse extorsionar por quien fundió a la Argentina”, lo picanteó, y le recordó que fue víctima del espionaje por el cual es investigado el expresidente.
Diálogo, dudas y cómo se reconfigura la política
En medio de la tensión del sábado llamó la atención el diálogo entre funcionarios de Nación y Ciudad de Buenos Aires. Cuando la situación ya había escalado, se reunieron de urgencia los ministros de Seguridad, Aníbal Fernández, de Interior, “Wado” de Pedro y el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, con sus pares porteños Marcelo D’Alessandro, y el ministro de Gobierno, Jorge Macri.
Ninguno se fue conforme y hubo múltiples cruces y pases de factura. Ciudad reclamaba que se permita la circulación en la zona, Nación insistió en la persecución a Cristina y las provocaciones tras la instalación del vallado. Hubo acuerdo en ponerle límites a las vigilias y el gobierno porteño accedió a levantar las vallas y retirar a la policía. Larreta confrontó directamente con Cristina en su conferencia y Cristina le respondió con firmeza, aunque ambos respetaron lo acordado: la Policía se retiró de la zona y la vice mandó a la militancia a descansar.
La clave es cómo se reconfigurará la escena política en un contexto donde tanto el jefe de Gobierno como la vicepresidenta encuentran comodidad en la confrontación. Larreta, con entrevistas muy amenas en radio y TV; Cristina con tweets donde lo expone.
En paralelo, el peronismo – que la semana pasada se declaró en estado de alerta y movilización – definirá en los próximos días cuál será la estrategia de defensa de Cristina en las calles, que incluirá una movilización a la que esperan que asista un millón de personas.
Como sea, hay tres cuestiones que se manifestaron con claridad: que Cristina mantiene un poder fundamental para lograr respaldo en las calles; que las internas en la alianza opositora comienzan a quedar más expuestas (hay que tener en cuenta las denuncias de Carrió a exministros macristas como Rogelio Frigerio – por corrupción – y a Cristian Ritondo, por vínculos con el narcotráfico) y, esencialmente, que el largo camino hacia las elecciones de 2023 ya comenzó.
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