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El kirchnerismo y varios gremios reclaman un bono extraordinario

Punto Panorámico

13 de octubre de 2022

Con la inflación desatada y a la espera del nuevo índice oficial que el INDEC dará a conocer este viernes, un sector del Frente de Todos volvió a poner en agenda la necesidad del pago de un bono extraordinario con sumas fijas para recomponer el poder adquisitivo, uno de los principales reclamos que escuchará la flamante ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, quien formalmente asumirá en el cargo este jueves.

El reclamo por el pago de un bono a los trabajadores del sector formal había sido planteado por un sector del sindicalismo meses atrás, aunque finalmente el ahora exministro de Trabajo y la fragmentada conducción de la CGT acordaron una revisión general de paritarias.

Ahora, con los cambios en el Gabinete, el kirchnerismo y un grupo de dirigentes gremiales vuelve a la carga con el reclamo del pago de una suma fija para paliar la depresión de los salarios que corren muy por detrás de una inflación desatada, que según la proyección de las consultoras privadas en septiembre podría ser del 6,9 por ciento, apenas por debajo del 7% de agosto. Si ese fuera el número, en los primeros nueve meses del año el índice de precios al consumidor habrá trepado un 63,9%, con la sombra de una suba que al finalizar 2022 podría ser cercana al 100%.

El planteo formal se lo llevó el secretario Adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, a Sergio Massa, con quien se reunió horas antes de la partida del ministro de Economía a los Estados Unidos, donde tiene prevista otra agenda de reuniones con el FMI y el Banco Mundial en Washington, donde se llevan a cabo las asambleas de ambos organismos bilaterales.

Moyano hijo advirtió que es necesario el pago de un bono de fin de año para los trabajadores que tengan salarios que no cubran la canasta básica, pero también incorporó en la agenda otra cuestión no menor: una nueva suba del mínimo no imponible de Ganancias. En paralelo, Camioneros comenzó ayer las negociaciones paritarias para la revisión anual, con un pedido de aumentos del 130 por ciento.

Hasta ahora, la respuesta del Gobierno fue negociar con el ala de la CGT más cercana a Alberto Fernández una reapertura de paritarias y evitar el pago de un bono extraordinario. Sin embargo, en el kirchnerismo ya son varias los dirigentes que presionan por el pago de un plus que ayude a paliar una situación económica compleja, donde una masa importante de trabajadores formales tiene salarios por debajo de la canasta básica.

Esta misma semana, el ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa, también planteó la necesidad de un bono, y no descartó incluso acceder al pago de una suma extraordinaria para los estatales de la provincia de Buenos Aires. Hombre del sindicalismo – Correa fue secretario General del gremio de Curtidores -, advirtió que la paritaria y la suma fija no son una contradicción.

El líder de ATE Capital, Daniel “Tano” Catalano, lo expresó sin eufemismos este miércoles: “No estamos enojados por la nueva ministra de Trabajo, sino porque la guita no alcanza”. En definitiva, de eso se trata, y el Gobierno lo sabe. Antes de renunciar por razones personalísimas, Claudio Moroni reconoció que el poder adquisitivo había perdido frente a la inflación. Con una proyección del 100 %, la recomposición de poder adquisitivo más allá de las paritarias son una urgencia, incluso hasta en términos electorales de cara a 2023.

Un aspecto no menor son las internas y el fuego cruzado al interior de la CGT, que la semana pasada estuvo al borde de la ruptura con las amenazas de renuncia del triunviro Pablo Moyano, enojado con sus compañeros de la conducción, Héctor Daer y Carlos Acuña, con quienes prácticamente no existe diálogo y se muestran, además, reticentes al pablo de un bono extraordinario. Tras una serie de encuentros con el Presidente, Moyano desistió de su salida de la central obrera, aunque las críticas persisten.

Sin ir más lejos, ayer el secretario gremial de la CGT y secretario Adjunto del Smata, Mario “Paco” Manrique, cruzó a Daer y Acuña por rechazar el bono de suma fija. “Nadie tiene que ceder nada. Se ven afectados los intereses del movimiento obrero, que no puede negar al trabajador acceder a una mejora de los salarios. Si alguno se ofende, que se ofenda”, afirmó.

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