– ¿Qué hace La Anónima con la inflación? – le preguntó el secretario General de redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, a Federico Braun, presidente de la cadena de supermercados con gran presencia en la Patagonia.

– Remarca precios todos los días – se sinceró Braun, entre risas.

El diálogo sincericida que protagonizó Federico Braun ocurrió este martes durante uno de los paneles organizados en el lujoso Hotel Sheraton de Buenos Aires por los 20 años de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), una entidad que agrupa a algunos de los hombres más ricos de la Argentina.

La remarcación de precios full time que planteó Braun llega en un momento dramático para la inflación argentina, que en los últimos 12 meses acumula una suba del 58 por ciento y en mayo, según relevamientos de consultoras privadas, no estaría por debajo del cinco por ciento, la cifra que ostentaban muchos países de la región en todo un año al menos hasta antes del estallido de la guerra en Ucrania que provocó una crisis en el precio de los alimentos a nivel mundial.

Braun, el anónimo

Dueño de la cadena de supermercados La Anónima, que cuenta con más de 160 sucursales en el país y cuyo fuerte es la Patagonia – sólo en Tierra del Fuego tiene nueve: cinco en Ushuaia y cuatro en Río Grande – Braun es uno de los grandes formadores de precios del país. “En realidad trasladamos (a precios) cuando podemos trasladar”, afirmó el martes, tras el coro de aplausos que le siguió a su comentario sobre la remarcación, que provenían de una platea que tiene los mismos hábitos.

El sobrino de Federico, Miguel Braun, fue el secretario de Comercio durante la administración de Mauricio Macri. Muchos tienen en el recuerdo aquella ironía de Cristina Kirchner, cuando en un reportaje con C5N en 2017 de cara a su candidatura como senadora, disparó: “Tenemos de secretario de Comercio a un miembro de la cuarta cadena de supermercados: La Anónima, muchos le dicen ‘ladrónima’”.

El primo de Miguel es ni más ni menos que Marcos Peña, el exjefe de Gabinete de Macri. La analogía le calza justo: durante la gestión de Cambiemos, los Braun estuvieron a un lado y otro del mostrador. Literal.

El deporte nacional de formar precios

Durante los años de macrismo las irregularidades fueron múltiples. Vale la pena recordar algunas: en 2018 la familia Braun recurrió a la Gendarmería para custodiar sus sucursales (hay fotos que recuerdan los góndola-patrullajes de uniformados).

Ese mismo año, en Las Heras, Santa Cruz, salió a la luz que el supermercado vendía leche que repartía de forma gratuita el Ministerio de Salud de la Nación, pero como marca propia.

El fallecido exgobernador de Chubut, Mario Das Neves, denunció en 2017 en radio Del Mar los abusos de La Anónima en medio de una inundación que azotó a Comodoro Rivadavia, con tres mil casas arrasadas y ocho mil evacuados: “En plena tragedia remarcaron precios”.

Los ejemplos podrían seguir, desde la venta de huesos de pollo en 2017 hasta la grasa disfrazada de carne que vendían en 2021.

Braun se definió ante sus colegas de AEA como un hombre que tiene “43 años de supermercadismo”. En realidad es un poco más que un simple supermercadista: se posicionó como la cuarta cadena de supermercados del país, con ventas por 30 mil millones de pesos. Además, cuenta con una silla en el directorio del Banco Galicia. El diario La Nación recuerda, también, que la familia posee negocios en usinas eléctricas, telefonía, transporte marítimo de pasajeros y de carga.

Como hombre del establishment, Braun despotrica contra los impuestos, un asunto muy comentado en la cumbre de empresarios, de la que surgió un enérgico rechazo al proyecto que busca gravar la renta inesperada, anunciado el lunes por el Gobierno. En 2020, mientras el mundo atravesaba la pandemia y el gobierno impulsó el aporte extraordinario de las grandes fortunas, la respuesta de AEA fue contundente: “Afecta la propiedad privada; genera un profundo desaliento en la comunidad empresaria por cuanto representa una medida que descapitaliza a las empresas y restringe su capacidad para producir, invertir y sostener empleos formales; es confiscatorio”.

Ahora, Braun pidió “libertad absoluta de precios”. “El principal problema – insistió – son los impuestos. ¡Miren lo que pagamos de impuestos!”.

En una línea similar ayer se expresó Martín Migoya, CEO de la tecnológica Globant, considerada como uno de los “unicornios” argentinos (empresas que cotizan más de U$S 1.000 millones). Radicado en Uruguay por cuestiones impositivas, también se quejó de los impuestos y reclamó al Gobierno por “reglas claras” – al igual que su colega CEO de Grupo Clarín, Héctor Magnetto – para los empresarios: “Que no nos corran el arco”, dijo, y apeló al discurso de la meritocracia.

La respuesta de Alberto y Cristina

En tándem, horas después de que se viralizara por las redes el discurso de Braun salieron a responder Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Por Twitter, el Presidente cuestionó al empresario y afirmó que “es evidente que hay empresarios que no entienden su responsabilidad”. “Confiesan públicamente y entre risas lo que es un martirio para millones de argentinos y argentinas”, retrucó, y pidió “más compromiso y menos risas banales para ponerle un ancla a la suba de los alimentos”. Alberto había brindado un discurso horas antes en AEA.

También por Twitter, Cristina salió al cruce de Braun: “Sinceramente… Recién, en la jornada por los 20 años de AEA, el dueño de una de las cadenas de supermercados más grandes del país te cuenta lo que hacen todos los días”.

Quien también se hizo eco de la frase del dueño de La Anónima fue Sergio Massa, que en conferencia de prensa en el Congreso afirmó que lo de Braun fue «patético». Para el tigrense esto «es la impunidad que da el anonimato de una marca que no muestra a las personas”

“Ese tipo de personajes, que alguna vez se quiso burlar de dirigentes como yo señalándolos con sobrenombres, demuestra que en realidad los ventajeros y oportunistas son ellos porque están escondidos detrás de una góndola”, remató el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.