Causa Vialidad: las 5 claves de la exposición de Cristina Kirchner
En una exposición que se prolongó por una hora y media, Cristina Kirchner desarmó uno por uno los argumentos que, con histrionismo, chicanas, repleto de adjetivos y ayuda de los medios, construyó durante nueve jornadas de alegatos el fiscal Diego Luciani en el tramo final del juicio por la causa conocida como Vialidad, donde se investigan irregularidades y sobreprecios en la asignación de obra pública en Santa Cruz a favor de Lázaro Báez, y donde los fiscales solicitaron al Tribunal Oral Federal (TOF) Nº2 una condena a 12 años de prisión y la proscripción.
Irregularidades por todos lados
La extensa declaración pública de Cristina llegó luego de que el lunes el TOF 2 rechazara un pedido de la vicepresidenta para ampliar su indagatoria. La reacción del tribunal, presidido por el juez Rodrigo Giménez Uriburu, se suma a una larga lista de irregularidades cometidas durante todo el juicio, iniciado en 2019, que ya de por sí darían razones para anular el proceso.
Sin embargo, en el tramo final del debate oral – con el inicio de los alegatos – se multiplicaron:
Una de las mayores irregularidades es que el fiscal Luciani incorporó hechos o presunta evidencia en una etapa que no corresponde, ya que la defensa no tiene derecho a desacreditar, cuestionar o presentar contrapruebas, todo esto sometido al escrutinio del juez.
De este modo, intentó involucrar a Máximo Kirchner a las maniobras de asociación ilícita, mediante la lectura de chats de WhatsApp que intercambiaba con el exsecretario de Obras Públicas, José López, condenado por corrupción y ya en libertad tras agotar la pena.
Lo que reveló Cristina Kirchner
Con lujo de detalles, Cristina le dedicó buena parte de su presentación a exponer otros nombres que hasta ahora no figuraron en el radar del fiscal Luciani, como por ejemplo los estrechos vínculos entre López y Nicolás “Nicky” Caputo, hombre clave de la construcción, con decenas de contratos de obra pública, y a quien Mauricio Macri considera su “hermano del alma”. Esa catarata de chats donde se habla de dinero, asignación de obras y recursos no fue siquiera mencionada en la acusación de la Fiscalía.
La exposición de Cristina además apuntó a Eduardo Gutiérrez, propietario del grupo Farallón. En el caso de Caputo, la investigación de la causa Vialidad prueba que mantuvo 109 intercambios por mensaje con López; mientras que en el caso de Gutiérrez, la cifra asciende a 117. Con Báez, en tanto, fueron apenas seis contactos.
La vicepresidenta fue más allá: mostró los chats y el registro telefónico y planteó, como lo hizo desde hace años, en el vínculo directo entre estos empresarios de la obra pública y el dinero de coimas que intentó esconder López en 2016 en un convento, cuando fue detenido in fraganti.
“Luciani dijo que estuvo meses viendo los papeles. ¿Esto no lo vio? ¿No les llamó la atención el grado de familiaridad? Notable”, se indignó Cristina, que afirmó además que los fiscales, al no tener ningún tipo de pruebas, “buscaron pruebas en otras causas”.
Luciani incorporó en su alegato las conversaciones de Báez y López, aunque omitió el resto de los chats entre el exfuncionario condenado y otros empresarios de la obra pública. Con interpretación libre, el fiscal argumentó que los mensajes eran prueba de que querían borrar rastros de hechos de corrupción. Por si fuera poco, esos mensajes formaban parte de otra causa. Lo llamativo es que Luciani no haya tenido en cuenta que allí también figuraban los contactos de López con Caputo y Gutiérrez, a quienes omitió denunciar.
“Pelotón de fusilamiento mediático-judicial”
La vicepresidenta fue enfática: en su declaración aseguró que se trata de un “juicio contra el peronismo” y advirtió que toda la dirigencia política también estará bajo la presión de la Justicia. “Nada de lo que dijeron fue probado”, aseguró en el inicio de su exposición, que tuvo cientos de miles de espectadores en las redes sociales y la atención plena de todos los canales de TV.
Sobre el final, puso el foco en una defensa de tipo político más que jurídico, al cuestionar el pedido de prisión de 12 años. “Son los 12 años del mejor gobierno que tuvo la Argentina en las últimas décadas, el de Néstor Kirchner y mis dos mandatos. Piden 12 años: uno por la memoria, otro por la verdad, otro por la Justicia, otro por el Fondo, otro por las AFJP, otro por YPF y Vaca Muerta, otro por el no endeudamiento, otro por el salario de los laburantes”, señaló en el tramo más eufórico de su alocución, rodeada de papeles. “Por eso me van a estigmatizar, por eso me van a condenar. Y les quiero decir algo: si naciera 20 veces más, 20 veces lo haría de nuevo”.
El repudio al prófugo Pepín Rodríguez Simón
Cristina no se ahorró críticas para el prófugo Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, el operador judicial de Mauricio Macri. Incluso mostró una foto en la que observa al alfil judicial de la persecución macrista junto a Elisa Carrió y la exdiputada Mariana Zuvic, sosteniendo un curioso cartel: “Chau privilegios”. “Pepín” cumple este miércoles 624 días prófugo de la Justicia argentina.
Radicado en Uruguay, donde le negaron el pedido de asilo político, está investigado por los presuntos delitos de extorsión y amenazas, por las presiones a los empresarios Cristóbal López y Fabián de Sousa, propietarios del Grupo Indalo. “Pepín es el único que utilizó los fueros del Parlasur, y no es peronista, es de ustedes. Nosotros nos presentamos en la Justicia. Ustedes huyen. Ante la primera citación que tienen, huyen”, remarcó.
Los jueces y fiscales futbolistas
La vicepresidenta tampoco se ahorró críticas para el juez Giménez Uriburu. Recordó el estrecho vínculo de amistad con el fiscal Luciani – un vínculo prohibido – y los partidos de fútbol que compartían en la exclusiva quinta Los Abrojos, propiedad de Mauricio Macri. Incluso, leyó un fragmento del libro de la periodista Laura Di Marco, biógrafa oficial del expresidente, publicado ni bien asumió, que revela que a Los Abrojos cita jugar a la pelota a personas con quienes “tiene un nivel de proximidad de la que no goza cualquier ministro”.
Cristina también habló de la historia familiar del juez Giménez Uriburu. Reveló que su padre, Héctor Giménez Uriburu, fue director de Ceremonial de los dictadores Galtieri y Bignone, y que suele insultarla en las redes sociales. “¿Ustedes creen que no me van a condenar?”, se preguntó con ironía.
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