Las declaraciones del embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, quien reclamó la apertura de las negociaciones por la soberanía de nuestro país en las Islas Malvinas, causaron una gran sorpresa y según el gobierno de Tierra del Fuego marcan un “punto de inflexión”. “Me encantaría que se resolviera la situación”, afirmó al exponer en el Congreso. Excombatientes se mostraron escépticos.

La llamativa declaración de Stanley fue este martes, al exponer como invitado en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y provocó una gran sorpresa en la política, sobre todo a días del encuentro que mantuvieron Alberto Fernández y el primer ministro británico, Boris Johnson, en la cumbre del G7 que se desarrolló en Alemania. Allí, Fernández insistió con el reclamo de soberanía de las Islas Malvinas, y le aclaró a Johnson que sería inviable mantener un diálogo sobre otras cuestiones bilaterales si antes no se retoman las conversaciones por la cuestión Malvinas.

La declaración de Stanley guardó algunas curiosidades: por un lado, porque el funcionario estadounidense dijo que la necesidad de retomar el diálogo era una apreciación personal y no la postura del gobierno de Joe Biden. “Me encantaría que se resolviera la situación”, afirmó.

Otro punto llamativo es la clara alusión a las trabas comerciales: “No podemos venderles armas a la Argentina que contengan partes británicas. Además, el conflicto impide que haya más inversiones inglesas en la Argentina”.

La respuesta del gobierno de Tierra del Fuego

Para el secretario de Malvinas, Antártida, Islas del Atlántico Sur y Asuntos Internacionales de Tierra del Fuego, Andrés Dachary, los dichos de Stanley “representan un punto de inflexión en relación a la postura de Estados Unidos sobre la Cuestión de las Islas Malvinas”. “Ese tipo de declaraciones aíslan cada vez más al Reino Unido en su anacrónica postura colonial en pleno Siglo XXI”, indicó el funcionario, ante la consulta de Gamera.

En este sentido, advirtió que los dichos de Stanley “adhieren al reclamo global de resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidos que reconocen la situación colonial por la que discurren nuestras Islas Malvinas desde 1833 y que establecen el diálogo bilateral”. Dachary también apeló a la construcción de “estrategias novedosas y más ambiciosas” para sostener el reclamo en ámbitos internacionales.

Además, consideró que existe una “intransigencia británica” para cumplir obligaciones internacionales y “poner fin al colonialismo en todas sus formas y solucionar las disputas por medios pacíficos”.

La reacción de los excombatientes de Malvinas

Por otra parte, excombatientes de Malvinas se mostraron escépticos de los dichos de Stanley y reclamaron que “pase de una opinión personal a que los Estados Unidos se plante en la comunidad internacional y bregue por el cumplimiento de las resoluciones de la ONU”, según expresó ayer Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del Centro de Excombatientes de las Islas Malvinas de La Plata (Cecim).

La clave, indicó Alonso en declaraciones a AM750, es comprender qué intereses se reservan los Estados Unidos con esa declaración. “Están requiriendo de lo que tenemos los argentinos y el mundo necesita, hay que leerlo muy entre líneas”, sostuvo.

La salida de Boris Johnson

Las declaraciones de Stanley en el Senado argentino insistiendo en que el Reino Unido debe sentarse a la mesa para discutir la soberanía de la Argentina en Malvinas llegan en el peor momento político de Boris Johnson como primer ministro, gravemente herido por la renuncia de 60 funcionarios de áreas clave de su gobierno y presionado por sectores del Partido Conservador para que renuncie, en medio del escándalo por haber designado en un cargo parlamentario a Chris Pincher, un funcionario conservador que debió apartarse del cargo tras las denuncias por haber manoseado a dos hombres, uno de ellos diputado.

Luego de haber resistido a una moción de censura, Johnson no soportó políticamente la catarata de renuncias y, finalmente, anunció que dejará de ser primer ministro cuando su partido elija a un sucesor. En política, nadie es «ni remotamente indispensable», afirmó.