El nuevo informe del INDEC sobre activos ambientales de hidrocarburos enciende algunas alertas en este extremo sur del país. Mientras Argentina celebra que el stock nacional de petróleo casi se duplicó (+98% entre 2018 y 2024) y que el gas subió 40%, Tierra del Fuego AIAS aparece en el lado opuesto del mapa: la cuenca Austral, donde opera la provincia, muestra una caída pronunciada en reservas comprobadas. Y la caída fueguina es todavía más brusca que el promedio.

Según el documento, las reservas comprobadas de petróleo en la provincia se desplomaron 73,9% en seis años (de 3.717 a 971 miles de m³). En gas, la baja llega al 59,1% (de 23.091 a 9.431 millones de m³). Es un proceso sostenido, que no muestra indicios de reversión y que deja a Tierra del Fuego AIAS con un horizonte productivo cada vez más corto.

Mientras tanto, Neuquén —traccionada por Vaca Muerta— creció más de 170% en petróleo y más de 115% en gas, concentrando el eje energético nacional. Hay que decir que es un problema generalizado de los yacimientos convencionales en todas las provincias.

En ese escenario, varias provincias productoras —entre ellas Chubut, Santa Cruz y Neuquén— llevan adelante negociaciones con el Gobierno nacional para reducir las retenciones a la exportación de petróleo y gas convencional.

El planteo busca mejorar la competitividad de las cuencas maduras y atraer inversiones en exploración y producción convencionales, esas negociaciones implican bajas de regalías o tasas por parte de las provincias.

Para Tierra del Fuego, esta discusión es clave: cualquier cambio en retenciones modifica el margen económico del sector y puede influir en futuras decisiones de inversión, sobre todo en un territorio donde la caída de reservas es más pronunciada y el horizonte productivo se acorta más rápido que en el resto del país.

La provincia observa de cerca estas conversaciones porque una reducción de retenciones podría mejorar la rentabilidad de proyectos offshore o incentivar desarrollos que hoy aparecen relegados ¿Tendrá el gobierno de Melella interlocutores que puedan avanzar en esas discusiones como sucedió en Chubut, Santa Cruz y Neuquén?

Como sea, la consecuencia de la baja de reservas se siente en las cuencas maduras que retroceden en producción y en el país que reconfigura su matriz energética, con una concentración inédita en los hidrocarburos no convencionales, nucleados en Neuquén. Para Tierra del Fuego AIAS esto implica más dependencia logística, más costos y menos capacidad de incidencia en la política energética federal.

Es en ese marco, que el gobierno provincial anunció con bombos y platillos el traspaso de los pozos hidrocarburíferos maduros de YPF a la estatal Terra Ignis, empresa que hasta ahora no produjo ni medio milímetro cúbico de gas. Ese acuerdo tiene que ser ratificado por la Cámara Legislativa provincial para que se vuelva operativo. Algo que se esperaba ocurriera en la sesión que finalmente fue suspendida, las últimas semanas de noviembre.

Aunque se trate de un problema generalizado de todas las provincias petroleras -menos Neuquén, que está en la panacea de la producción no convencional- el problema se agrava en la provincia más austral debido a los precios bajos, las retenciones a la exportación, tasas altas, lejanía, falta de servicios y falta de incentivos que compensen todas las anteriores.

Es crucial tener en cuenta que, debido a las características de su composición y a la lejanía, tanto el petróleo crudo como el gas natural extraídos en Tierra del Fuego se encuentran, en el esquema de precios y logística, entre los más económicos o baratos para su adquisición.

Este factor, si bien podría parecer inicialmente una ventaja para el comprador, a menudo incide directamente en los ingresos que la provincia percibe por regalías y, por ende, en su capacidad de inversión en otros sectores o en la diversificación de su matriz energética.

Este corrimiento estructural del eje energético nacional tiene efectos directos en la recaudación provincial. El Informe de Recaudación de septiembre 2025 de la AREF muestra que las regalías hidrocarburíferas caen, tanto en la comparación mensual como interanual.

En septiembre ingresaron $4.463,5 millones, una baja del 0,7% respecto de agosto y una caída del 14,2% frente al mismo mes de 2024. En el acumulado enero–septiembre, las regalías suman $30.420 millones, lo que implica una reducción del 16,2% en relación al año pasado.

La caída no es marginal: en 2024 las regalías representaban un peso mayor dentro de la recaudación total; hoy equivalen al 11,6% de los ingresos del mes.

A este escenario se le suma otro elemento que presiona sobre las cuentas públicas: los vencimientos de deuda reestructurada que la provincia debe afrontar trimestralmente hasta 2030. Estamos hablando del BonoTFU2027 que emitió la provincia en 2016, bajo la gestión de Rosana Bertone, crédito internacional que obtuvo la ratificación de la Cámara Legislativa.

Esos recursos estaban destinados a obras específicas que formaban parte del proyecto de ratificación que aprobó el parlamento. Algunas de esas obras se paralizaron, como el polémico corredor costero, algunas no llegaron a concretarse, otras fueron finalizadas.

En pandemia, ya bajo la gestión de Gustavo Melella, se modificó el plan de obras -de vuelta con el debido acompañamiento parlamentario- y parte de esos recursos se utilizaron para créditos, algunos no reembolsables, para empresas, con el fin de afrontar la crisis económica derivada del parate productivo.

Cuando se emitió el bono, el dólar estaba a 15 pesos (más o menos). Otro mundo. Originalmente la deuda iba a estar cancelada en su totalidad en 2027, pero luego de una reestructuración se patearon algunos vencimientos hasta 2030.

El cronograma de vencimiento de deuda estipula pagos combinados de amortización e intereses que van en aumento, y que no se detienen aunque los ingresos hidrocarburíferos se reduzcan. El problema es evidente: Tierra del Fuego está entrando en una etapa donde su principal fuente histórica de ingresos externos pierde peso, pero sus compromisos financieros siguen creciendo de forma escalonada. El próximo vencimiento es el 21 de enero del año que viene, por 3 millones 920 mil dólares.

Según el cronograma oficial, Tierra del Fuego tendrá que afrontar en 2026 cuatro vencimientos por un total de $27.464.500.000 pesos (los vencimientos son en dólares), lo que significa que la provincia tiene comprometido casi el equivalente a todo lo que recaude por regalías en los primeros nueve meses del año.

El informe del INDEC no solo confirma el derrumbe de las reservas fueguinas: también obliga a revisar el modelo energético y fiscal de la provincia. Con producción a la baja y obligaciones de deuda que siguen su curso, Tierra del Fuego enfrenta un desafío estructural: sostener su desarrollo en un contexto donde su principal recurso natural ya no acompaña.