Arde la interna de JxC, entre pases de factura y un almuerzo amargo
Cristina Kirchner agitó la interna en Juntos por el Cambio. El “episodio vallas” desató una batalla al interior de la alianza opositora, en una escalada que fue subiendo de tono y que no frena a pesar de los intentos infructuosos por bajar la espuma en un almuerzo que la cúpula del PRO compartió este martes y que (alerta spoiler) terminó nuevamente con críticas cruzadas que expusieron las diferencias entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Las internas en Juntos por el Cambio
La escalada viene en aumento desde hace tiempo. El diseño electoral de cara a 2023 – con una eventual PASO en la que podrían competir Mauricio Macri, Rodríguez Larreta y hasta Bullrich sin dudas es el factor clave -, aunque aparecen otros elementos: por caso, la exministra de Seguridad busca tejer acuerdos con el libertario Javier Milei, que castiga con firmeza al jefe de Gobierno porteño cada vez que encuentra oportunidad.
Los episodios se repiten desde hace semanas puertas adentro del espacio opositor, que supo tener un veranito de internas viendo desde el balcón las idas y vueltas en el Frente de Todos.
Esa “paz” se rompió semanas atrás, cuando Elisa Carrió acusó de corrupción al exministro del Interior, Rogelio Frigerio. Cuando la tensión parecía bajar, la líder de la Coalición Cívica reapareció y se hizo eco de las acusaciones de Sandra Arroyo Salgado, jueza federal de San Isidro, provincia de Buenos Aires, que desnudó en una entrevista televisiva en La Nación + los vínculos entre un caso de narcotráfico y el exministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo.
Las vallas y las internas
Ahora, el operativo montado en inmediaciones de la casa de Cristina Kirchner el sábado reavivó los cruces: mientras que un sector de Juntos por el Cambio le reclamaba a Larreta que sostuviera el operativo a pesar de la tensión, otra ala mantuvo una reunión con funcionarios de Nación (Gamera dio cuenta el lunes del encuentro que hubo el sábado por la noche entre Wado de Pedro, Aníbal Fernández y Juan Martín Mena con Jorge Macri y Marcelo D’Alessandro), que resultó ser la llave política para desactivar tanto el ataque de la policía porteña a la militancia (con diputados agredidos, detenidos y espiados) como las propias movilizaciones en Recoleta, que tanto el lunes como ayer se repitieron aunque en menor escala.
“Horacio, si vas a poner un operativo, báncalo”, le reprochó Bullrich en público al jefe de Gobierno, luego de haberle dicho “débil”. Carrió lo defendió con un comunicado que además expuso las diferencias con su exaliada: “Apoyo al gobierno de la Ciudad y a su policía por su accionar del sábado”. Además, los diputados que le responden a Carrió reclamaron “evitar bajezas personales”. Funcionarios porteños también se defendieron de la cruzada.
La propia Bullrich contó que el sábado fue convocada por Larreta a participar de la conferencia de prensa nocturna, a la que finalmente no asistió: había puesto como condición que la dejaran hablar, aunque el único orador fue el jefe de Gobierno y ella no quiso plegarse a la foto, a la que se sumaron dirigentes como María Eugenia Vidal y Martín Lousteau, entre otros, para darle “volumen político” y una muestra de unidad que con el correr de las horas fue totalmente descartada.
Un almuerzo con sabor amargo
En este clima, ayer la cúpula del PRO se reunió en un coqueto restaurante donde compartieron un almuerzo que terminó con reproches cruzados y la agudización de la interna. Trascendió que Macri les pidió respeto para expresar sus posturas y que hubo tensión a la hora de los pases de factura entre Larreta y Bullrich. “Ella dio su opinión y es un tema terminado”, dijo Vidal. Aunque Bullrich, luego, rompió con el acuerdo de que haya una sola vocera del encuentro y remató que su sector “mantuvo la posición”.
Aquel mensaje conciliador de Vidal quedó en el olvido cuando habló la exministra de Seguridad, que si bien afirmó que se daba por “cerrado el hecho”, insistió en que “cuando el gobierno toma decisiones, previa consulta respecto al apoyo que necesita, debe mantener la posición tomada”, en alusión al diálogo entre Nación y Ciudad.
Vidal, a su vez, expuso un factor central en la disputa, cuando defendió a Larreta y aseguró que “tiene la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad para los vecinos”. Más allá de las interpretaciones acerca de qué significa “paz y tranquilidad”, la frase dice mucho del momento que vive la alianza opositora, con dirigentes que hablan pero no tienen la responsabilidad de gobernar en el día a día, con la necesidad de tejer acuerdos que eso supone. No es la primera vez que ocurre: ni bien se desató la pandemia de Covid adentro de Juntos por el Cambio le pasaron factura a Larreta por sus encuentros con Alberto Fernández y Axel Kicillof para definir medidas en conjunto, de las que finalmente el jefe de Gobierno se desmarcó hacia finales de 2020.
El dato color lo aportó Macri: al llegar al almuerzo fue arribado por una decena de periodistas y apenas dijo que su expectativa era “comer rico”. Al retirarse, en cambio, optó por hablar de fútbol y esquivar cualquier definición política: “Lo de Zambrano para mí fue penal”, dijo en alusión a una falta cometida por el defensor de Boca ante Atlético Tucumán en el partido del domingo.
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