En medio de la tensión económica que esta semana dio una tregua con el dólar cayendo 15 pesos en las primeras dos rondas, el presidente Alberto Fernández volvió a apuntar contra empresarios del campo que no liquidan las exportaciones y especulan con una eventual devaluación. Anoche, sin embargo, el Gobierno anunció un “dólar agro”, un mix entre el tipo de cambio oficial y el solidario, con el objetivo de evitar una devaluación o bajar las retenciones.
La escalada sumó este martes un nuevo capítulo. En un acto en Chapadmalal, el Presidente cruzó a los que “especulan con los precios” y los que “hacen faltar mercaderías especulando con que los precios suban, manipulan los precios de los supermercados y promueven la inflación haciéndole creer a la gente que la moneda se va a devaluar”. La crítica de Fernández retoma sus palabras del viernes, cuando en medio de la tensión se esperaban anuncios y en un acto con 16 gobernadores se limitó a insistir en que no le darían el brazo a torcer.
En el Gobierno ahora apuestan a una serie de medidas que incentiven a los exportadores para liquidar la cosecha. Anoche, y luego de varios días de instalada la versión, el Banco Central anunció un dólar diferencial para que los productores liquiden la cosecha, que regirá hasta el 30 de agosto: recibirán un 30 por ciento al dólar solidario, más parecido al blue que al oficial por el impuesto PAIS y el adelanto de Ganancias; y un 70 % restante al tipo de cambio oficial.
De este modo, el Gobierno se evita una devaluación, por caso uno de los puntos de máximo acuerdo que hubo en las últimas reuniones entre Alberto y Cristina Kirchner, la última hace unos días. La versión de un “dólar agro” había surgido la semana pasada, atribuida al ministro Julián Domínguez, que de regreso de una gira por Italia rechazó además una baja de las retenciones.
Sin devaluación ni baja de retenciones como alternativa, la única alternativa que quedó para seducir a los exportadores en un contexto adverso fue un nuevo tipo de cambio, con el objetivo de evitar que se profundice la crisis: la semana pasada, luego de la disparada del blue, la liquidación que ya venía a cuentagotas se paralizó por completo. Sin ingreso de dólares, sin dudas, las complicaciones persistirían.
De hecho, con el sinfín de rumores que hubo en las últimas dos semanas, la venta de granos de los productores se paralizó por completo. Un informe del Ministerio de Agricultura precisaba que todavía restaban liquidarse alrededor de 22,9 millones de toneladas de soja, que ayer volvió a subir de precio en el mercado internacional. En paralelo, el gobierno debió enfrentar escenarios adversos, como la importación de energía más cara producto de la guerra en Ucrania; y la necesidad de cumplir las metas impuestas en el acuerdo con el FMI que buscan incrementar las reservas del Central.
De hecho, hasta junio habían liquidado alrededor de 19 mil millones de dólares. Sin embargo, las estimaciones sostienen que quedan más de 20.000 millones de dólares en trigo y soja.
Inflación y déficit
En paralelo, las principales consultoras que estiman inflación ya calculan que en julio la suba será cercana al 8 por ciento, impulsada por la fuerte suba de precios posterior al incremento del dólar blue, que saltó 84 pesos en el último mes. De ser así, la suba interanual se acerca lentamente al 100 por ciento, sin expectativas a la vista de medidas que puedan provocar una caída drástica que frena la aceleración de precios permanente que esmerila el salario de los trabajadores.
En este contexto, la ministra de Economía, Silvina Batakis, continúa su gira por Washington, donde este lunes se reunió con la directora ejecutiva del FMI, Kristalina Georgieva, y ayer, en una reunión con inversores de Wall Street se comprometió a cumplir la “disciplina fiscal” y les garantizó que “se va a sentir”. “Es necesario hacerla”, les transmitió.
No es una novedad: desde que asumió, Batakis insistió en cumplir las metas con el FMI acordadas por su antecesor, Martín Guzmán.
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