En un contexto de alza indiscriminada del precio de los alimentos a nivel mundial, que sólo en las últimas semanas provocó una fuerte suba de la inflación en todo el planeta, agudizada en la Argentina por la caída del poder adquisitivo, el presidente Alberto Fernández deslizó el viernes que la mejor forma de desacoplar el precio interno del trigo a los valores internacionales es el aumento de las retenciones al agro, aunque horas después, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, confirmó que no se evaluaba ningún aumento del tributo.
Lejos de ser una novedad, la disputa por las retenciones es de larga data en la Argentina. El Gobierno de Cristina Kirchner las intentó subir en 2008 y desató una revuelta de las patronales rurales, mientras que la administración de Mauricio Macri primero las eliminó (para el trigo, maíz y girasol) y luego, en medio de la crisis de 2018, las volvió a implementar.
Ahora, con una suba desmedida del precio de los alimentos a nivel mundial por efecto de la guerra en Ucrania, el precio de ese commoditie se disparó por los aires, y lo que podría ser una buena noticia en función de los dólares que podrían ingresar se transformó en una pesadilla inflacionaria por el acople del precio de exportación al del consumo interno.
¿Qué pasó? Desde marzo, los productos derivados del trigo no pararon de aumentar, y a pesar de que el Gobierno anunció un fideicomiso con productores de trigo para evitar subas en el mercado interno, la aceptación fue magra y los valores no dejan de subir.
Lo que expresó el Presidente el viernes en una entrevista radial fue más un deseo que una medida concreta (incluso Fernández reconoció que no tendría los votos en el Congreso). Sin embargo, los grandes productores agropecuarios – algunos muy ligados a Juntos por el Cambio – alzaron su voz y anticiparon nuevas protestas.
Más allá de la válida pregunta acerca de si es coherente o no que el Presidente anticipe una medida que no se llevará a cabo – y que le valiera múltiples críticas de todo el arco opositor-, la duda más grande aún es por qué el Gobierno no define un incremento de las retenciones si sabe, como indicó el propio Presidente, que podría ayudar a frenar el desacople de precios internos que hace tambalear a la mesa de los argentinos.
¿Hay que aumentar las retenciones?
Hoy las retenciones al trigo representan el 12 por ciento. El Gobierno, sin embargo, cuenta con la facultad de subirlas tres puntos más y llevarlas hasta 15, tal como prevé la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, sancionada en 2019, durante los primeros días de gestión del Frente de Todos. Con el maíz ocurre lo mismo, aunque en el caso de la soja, que hoy paga 33%, no hay más margen de incremento.
En un contexto en el que a nivel mundial sube el precio de la comida, urgen medidas concretas para paliar los efectos devastadores de la guerra en Ucrania, principal productor de trigo a nivel mundial. India, por caso, prohibió las exportaciones debido a la suba de los precios internos. En el mundo, desde que comenzó la guerra, los valores aumentaron un 40%.
Para el economista Hernán Letcher, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), hay que aumentar las retenciones al trigo “de forma inteligente”. “El trigo tiene toda la cosecha declarada, aunque aumenten las retenciones, no hay ningún efecto”, planteó.
Meses atrás, cuando se preveía un incremento de los valores por el impacto de la guerra, la economista Fernanda Vallejos, exdiputada por el Frente de Todos, advertía la necesidad de un incremento para evitar tensiones de precios internas y desacoplar los precios locales del mercado internacional. Esta semana, Vallejos planteó la necesidad de “adecuar las retenciones a la situación de precios en Argentina y el mundo”.
Retenciones cero, el sueño del agro y Juntos por el Cambio
En paralelo, y mientras registraron ganancias extraordinarias en los últimos años que se incrementaron aún más por el contexto internacional, desde el agro insisten en el plan de “retenciones cero” de forma gradual, que propusieron esa semana algunos de los grandes dueños de tierras del país en una charla titulada “¿Retenciones cero? Cómo podrían implementarse”, organizada por la familia Grobocopatel y la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina.
La reacción de la oposición tras el planteo de Fernández fue obvia: rechazo absoluto. “No vamos a votar la suba de retenciones ni de otro impuesto”, le respondió el diputado radical Mario Negri, que en medio de las ganancias extremas del agro, pidió “dejar de expoliar al campo”.
¿Y adentro del Gobierno?
La semana anterior había trascendido que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, elaboraba un plan para subir los derechos de exportación del trigo al 25% y los del maíz del 12 al 20%, mientras que los del girasol, del 7 al 15%.
Lo cierto es que desde hace meses, Martín Guzmán y su par de Agricultura rechazan con insistencia un posible aumento de las retenciones. Tres días antes del planteo de Alberto Fernández, el ministro de Economía había afirmado que no habría subas porque Argentina necesita de los dólares “poder darle continuidad a la recuperación económica”. “Si prohibimos las exportaciones o elevamos retenciones no van a entrar más dólares”, sintetizó.
Más contundente aún fue Domínguez, quien tres horas después de las declaraciones del Presidente, fue tajante: “De ninguna manera se van aumentar las retenciones ni enviar un proyecto de ley”.
Discusión y movimientos
Mientras tantio, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, anunció este lunes por la tarde su renuncia al cargo, luego de que la semana pasada se confirmara el traspaso de su cartera al Ministerio de Economía, y en medio del aumento desmedido de precios y la puja al interior del Frente de Todos por la suba de las retenciones, que Feletti impulsaba y Martín Guzmán rechazó en varias ocasiones en las últimas semanas.
En una carta dirigida a Alberto Fernández, Feletti afirmó que el traspaso de Comercio desde Desarrollo Productivo a Economía debe darle al ministro Guzmán autonomía para designar a su nuevo equipo.
Menos de una hora después de que se conociera la renuncia, el Gobierno confirmó que el sucesor de Feletti será Guillermo Hang, quien fue director del Banco Central entre 2008 y 2015 y exdirector de Techint. De esta forma, Guzmán suma más poder en el área económica, luego de que la semana pasada la Secretaría de Comercio – clave en la política de precios – quedara bajo su órbita.
A suerte de balance, Feletti indicó que a lo largo de siete meses logró consolidar el plan + Precios Cuidados, Cortes Cuidados, la renovación de Ahora 12 y la puesta en marcha del fideicomiso del Trigo, con el objetivo de bajar los precios. Su salida, además, se da en medio de la puja al interior del Gobierno respecto a los controles de precios. Feletti había expresado en varias ocasiones la necesidad de mayor firmeza para enfrentar a los formadores de la economía, y días atrás se mostró a favor de una suba de las retenciones, lo que Guzmán rechazó públicamente la semana pasada.
En su carta, además, Feletti reconoce que las políticas implementadas en su gestión “se tornaron insuficientes a partir del inicio del conflicto bélico en Ucrania y el consecuente impacto en el precio internacional de los alimentos”.
Finalmente, uno de los datos clave: el ahora exfuncionario dijo que “urge implementar una mayor coordinación del gabinete económico y establecer un ámbito que evalúe de manera sistemática la evolución de la crisis mundial derivada de la guerra, para adoptar medidas que permitan enfrentar sus efectos adversos”.
Hang, sucesor de Feletti, es un economista egresado de la Universidad Nacional de La Plata y es un hombre del ala de Guzmán. Al frente de Comercio, deberá hacerle frente a una escalada de precios que derivó en una inflación interanual de 58 % el mes pasado, la más alta en 30 años, con un fuerte componente de incremento de los alimentos.
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